[...]Nuestra
esperanza debe estar en Dios
Si analizamos honestamente, por el prisma de este Evangelio, constataríamos cuántos principios mundanos dejamos entrar en el alma a lo largo del tiempo, engañándonos con una falsa seguridad y estabilidad. Será, por ejemplo, el igualitarismo nacido del orgullo, será el materialismo, que hace vivir en función de la técnica o del dinero, entre otros desvíos.
Y en esta perspectiva que tenemos que considerar la conversión a la cual San Juan Bautista nos exhorta, a prepararnos para el momento de comparecer ante el tribunal de Dios.
Juicio que debemos encarar con esperanza verdaderamente cristiana, o sea, con entera confianza en Dios y en los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que perdonará nuestros pecados y miserias desde que nos reconozcamos arrepentidos. Si vivimos con esta disposición de alma, alcanzaremos la plena participación en la vida de Dios, como señala la Oración del Día: “Oh Dios todopoderoso y lleno de misericordia, os pedimos que ninguna actividad terrena nos impida de dirigirnos al encuentro de vuestro Hijo, e instruidos por vuestra sabiduría, participaremos de la plenitud de su vida”.
(Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” vol I, Librería Editrice Vaticana).
Texto completo en: http://pejoaocladiassermoes.blogspot.com.uy/2016/11/evangelho-ii-domingo-do-advento-ano-mt.html#more
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