Que un niño de apenas 4 años pase
11 minutos inconsciente, en el fondo de una piscina, es algo aterrador. Pero
más impresionante es este niño, con graves heridas y todos los signos de muerte
cerebral, recibiendo el bautismo de manos de un sacerdote. Y, a las pocas
horas, despertar lúcido y activo, como si nada hubiera pasado.