lunes, 27 de julio de 2020

En cuarentena, o ya fuera de ella, mirarse y quererse bien

Por Padre Fernando Gioia, EP
Lucilia Ribeiro dos Santos

El Antiguo Testamento nos revela un Dios compasivo y misericordioso. El término misericordioso es, quizás, el que más veces se le atribuye al Señor.

Se vivían tiempos de barbarie, desprecio y crueldad, de unos para con los otros. Aunque nos deje pasmados, un terminante “código” moderó la brutalidad del momento, que era la ley del más fuerte. Lo encontramos, principalmente, en el libro del Éxodo (21, 23-25), era la respuesta a un acto injusto, a una ofensa, “ojo por ojo, diente por diente”, la llamada ley del Talión. El “tal por tal cosa”, que condenaba a penas proporcionales a la ofensa. Anteriormente ocurría todo de manera ferozmente desproporcionada. Acidez, mal trato, odio, venganza; lejanos eran los sentimientos de comprensión, amabilidad, misericordia.