Hoy [25 de julio] es la fiesta del apóstol Santiago, Patrono de
España, y el primer apóstol mártir; a él nos encomendamos.
Permítanme un recuerdo personal. Cuando yo tenía 10 años, quizás 11, y un año
más mi hermano Carlos, que en paz
descanse, un sábado de tarde mi padre cerró
la puerta del escritorio en mi casa, y nos explicó con gran delicadeza y
claridad cuál era el origen de la vida, cómo venían los hijos al mundo, por
dónde salían del vientre de la madre… Nos quedó todo muy claro, a mi hermano y
a mí, y a la vuelta de tantos años siempre le agradezco a Dios y a mi padre
aquella conversación, cuando estábamos entrando en la edad de la curiosidad por
saber más acerca del precioso misterio de la vida.Lo que hizo mi padre aquella tarde fue también una lección de obediencia a lo
que siempre ha enseñado la Iglesia: la
educación sexual es un derecho y deber fundamental de los padres y, con
palabras de Juan Pablo II, “debe realizarse siempre bajo su dirección
solícita, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos. En este
sentido la Iglesia reafirma la ley de la subsidiariedad, que la escuela tiene
que observar cuando coopera en la educación sexual, situándose en el espíritu
mismo que anima a los padres” (Fam. Cons. N. 37).
En otras palabras, los padres no pueden delegar en la escuela lo que es un
deber fundamental de ellos, más aún hoy, cuando vivimos bajo la “dictadura del
relativismo”, en expresión de Benedicto XVI, en la que no hay lugar para las
normas morales. Decía también Juan Pablo II: «Por los vínculos estrechos que hay entre la dimensión sexual de la
persona y sus valores éticos, esta
educación debe llevar a los hijos a conocer y estimar las normas morales como
garantía necesaria y preciosa para un crecimiento personal y responsable en la
sexualidad humana. Por esto la Iglesia se opone firmemente a un sistema de información sexual separado de los
principios morales y tan frecuentemente difundido, el cual no sería más que
una introducción a la experiencia del placer y un estímulo que lleva a perder
la serenidad, abriendo el camino al vicio desde los años de la inocencia».
Entiendo que hay padres y madres a los que les cuesta especialmente hablar de
la sexualidad con sus hijos, pero es un deber hacerlo: ¿no los vacunan contra
la gripe?, ¿no cuidan si están sanos o enfermos?, ¿no les hacen recomendaciones
de todo tipo?... Habrá quizás que preguntar, informarse, sacar experiencias de
otros padres…, pero no dejar de cumplir un deber esencial.
Por lo demás, ¿cuál es la concepción de
la persona que tienen tantos manuales de educación sexual, promovidos y
financiados por organismos internacionales interesados en difundir la ideología
de género, como veíamos ayer?
Piénselo cada uno, después de leer algunas páginas, no más, de la PROPUESTA de la que
hablamos ayer. (Las ACTIVIDADES del final no tienen desperdicio, para enterarse
de lo que pretende la IDEOLOGÍA DE GÉNERO).
Fuente: DERECHO Y DEBER DE LOS PADRES