El Arzobispo
de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, cuestionó la Propuesta didáctica para el
abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria presentada esta
semana por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). “Plantea
dificultades graves”, advirtió en su audición semanal de Radio Oriental, y se
refirió al derecho de los padres a educar a sus hijos, así como a la
orientación asumida por el material didáctico, que supone una “imposición
subrepticia”.
El Arzobispo citó el artículo 41 de la Constitución de la República, donde se
establece que los padres son los primeros responsables de sus hijos: “El cuidado
y educación de los hijos para que éstos alcancen su plena capacidad corporal,
intelectual y social, es un deber y un derecho de los padres. Quienes tengan a
su cargo numerosa prole tienen derecho a auxilios compensatorios, siempre que
los necesiten”, se puede leer en la Carta Magna.
La afirmación se contradice con uno de los postulados de la propuesta, que en su página 36 asegura: “Es importante comunicar a las familias que la educación sexual es un derecho de los niños, niñas y adolescentes, por lo cual los padres, madres y/o referentes familiares no pueden permanecer indiferentes a dicho derecho, aún cuando no coincida con sus valores y creencias”. “Esto no está bien”, declaró el Cardenal, pues “en el Estado democrático, este tiene que velar para que los padres cumplan su patria potestad, pero no puede ponerse en el lugar de los padres y darle a esos chicos una educación que no es la que su familia considera conveniente”. Y agregó el Cardenal Sturla: “Esto es propio de los estados totalitarios pero no puede serlo de uno democrático”.
El segundo elemento destacado por el religioso es el del fundamento teórico de la propuesta educativa. El Cardenal Sturla cuestionó que, “en un Estado laico, plural y democrático, se asuma una ideología determinada, como es la ideología de género”.
Tal argumento es el mismo que presentó Hoenir Sarthou en su columna “Indisciplina Partidaria” del semanario Voces. El Cardenal Sturla citó parte de ese texto, donde se cuestiona el enfoque de la guía aprobada por ANEP. Allí Sarthou asegura lo siguiente: “En definitiva, es la ideología de género introduciéndose una vez más en el ámbito escolar. Esa ideología, que niega o minimiza el papel de la biología en la definición de las identidades sexuales, fue creada y promovida, desde diversos ámbitos internacionales, como un mecanismo indirecto de control de la natalidad. No por casualidad, este manual cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas”.
El Cardenal destacó que tal opinión coincide con la del Papa Francisco, que se refirió a este mismo asunto en 2016 ante obispos de Polonia. En esa ocasión, el pontífice acusó la existencia de “colonizaciones ideológicas” como la ideología del género. “Hoy a los niños –¡a los niños!– en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible”, dijo Francisco.
El Cardenal Sturla retomó este hilo. Reconoció que hay un “trasfondo positivo” que consiste en “evitar las discriminaciones y todo lo que han sufrido las personas con diversa orientación sexual”, algo que también se procura vivir en la institución que representa: “La Iglesia no quiere discriminar a nadie, no se opone a ninguna persona, es casa de puertas abiertas y nunca ‘club de perfectos’. La Iglesia quiere estar cerca, como lo estuvo Jesús de aquellas personas que en su época se pudieron sentir discriminadas por cualquier situación, raza, color, religión, orientación sexual. No se discrimina”.
“Pero otra cosa es aceptar una ideología que se nos quiere imponer subrepticiamente. Y sobre esto la Iglesia -a través del Magisterio del Papa- ha formulado declaraciones de meridiana claridad contrarias a la ideología de género”, agregó el Arzobispo de Montevideo.
Entonces recordó un fragmento del documento Amoris Laetitia publicado por Francisco, que a su vez recoge una afirmación de la relación posterior al Sínodo de 2015.
De acuerdo con ese texto, “otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada ‘gender’ (de género), que ‘niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo’”. En otro párrafo de la encíclica, se señala que es “inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”.
“Queridos amigos, estemos atentos”, comentó el Cardenal antes de concluir su intervención en El aporte de la Iglesia de Montevideo. Y a continuación solicitó: “Defendamos la verdadera laicidad, esa que el Estado se compromete a defender. No permitamos que una ideología determinada -que no condice con la Constitución de la República-, llegue a dominar en la educación afectivo-sexual de nuestros niños”.
Fuente: Cardenal Sturla: guía de educación sexual “plantea dificultades graves”
La afirmación se contradice con uno de los postulados de la propuesta, que en su página 36 asegura: “Es importante comunicar a las familias que la educación sexual es un derecho de los niños, niñas y adolescentes, por lo cual los padres, madres y/o referentes familiares no pueden permanecer indiferentes a dicho derecho, aún cuando no coincida con sus valores y creencias”. “Esto no está bien”, declaró el Cardenal, pues “en el Estado democrático, este tiene que velar para que los padres cumplan su patria potestad, pero no puede ponerse en el lugar de los padres y darle a esos chicos una educación que no es la que su familia considera conveniente”. Y agregó el Cardenal Sturla: “Esto es propio de los estados totalitarios pero no puede serlo de uno democrático”.
El segundo elemento destacado por el religioso es el del fundamento teórico de la propuesta educativa. El Cardenal Sturla cuestionó que, “en un Estado laico, plural y democrático, se asuma una ideología determinada, como es la ideología de género”.
Tal argumento es el mismo que presentó Hoenir Sarthou en su columna “Indisciplina Partidaria” del semanario Voces. El Cardenal Sturla citó parte de ese texto, donde se cuestiona el enfoque de la guía aprobada por ANEP. Allí Sarthou asegura lo siguiente: “En definitiva, es la ideología de género introduciéndose una vez más en el ámbito escolar. Esa ideología, que niega o minimiza el papel de la biología en la definición de las identidades sexuales, fue creada y promovida, desde diversos ámbitos internacionales, como un mecanismo indirecto de control de la natalidad. No por casualidad, este manual cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas”.
El Cardenal destacó que tal opinión coincide con la del Papa Francisco, que se refirió a este mismo asunto en 2016 ante obispos de Polonia. En esa ocasión, el pontífice acusó la existencia de “colonizaciones ideológicas” como la ideología del género. “Hoy a los niños –¡a los niños!– en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible”, dijo Francisco.
El Cardenal Sturla retomó este hilo. Reconoció que hay un “trasfondo positivo” que consiste en “evitar las discriminaciones y todo lo que han sufrido las personas con diversa orientación sexual”, algo que también se procura vivir en la institución que representa: “La Iglesia no quiere discriminar a nadie, no se opone a ninguna persona, es casa de puertas abiertas y nunca ‘club de perfectos’. La Iglesia quiere estar cerca, como lo estuvo Jesús de aquellas personas que en su época se pudieron sentir discriminadas por cualquier situación, raza, color, religión, orientación sexual. No se discrimina”.
“Pero otra cosa es aceptar una ideología que se nos quiere imponer subrepticiamente. Y sobre esto la Iglesia -a través del Magisterio del Papa- ha formulado declaraciones de meridiana claridad contrarias a la ideología de género”, agregó el Arzobispo de Montevideo.
Entonces recordó un fragmento del documento Amoris Laetitia publicado por Francisco, que a su vez recoge una afirmación de la relación posterior al Sínodo de 2015.
De acuerdo con ese texto, “otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada ‘gender’ (de género), que ‘niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo’”. En otro párrafo de la encíclica, se señala que es “inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”.
“Queridos amigos, estemos atentos”, comentó el Cardenal antes de concluir su intervención en El aporte de la Iglesia de Montevideo. Y a continuación solicitó: “Defendamos la verdadera laicidad, esa que el Estado se compromete a defender. No permitamos que una ideología determinada -que no condice con la Constitución de la República-, llegue a dominar en la educación afectivo-sexual de nuestros niños”.
Fuente: Cardenal Sturla: guía de educación sexual “plantea dificultades graves”