por Alberto Armendáriz
RIO DE JANEIRO.- Brasil está en guerra.cultural. Es un conflicto que enfrenta, de un lado, a personas que defienden la libertad de expresión artística y, del otro, a sectores que condenan ciertas obras de arte por considerarlas ofensivas, inmorales o blasfemas. Al principio parecía que la polémica giraba en torno a una cuestión puntual, pero rápidamente se convirtió en un agitado debate social que, para muchos brasileños, refleja los tiempos conservadores que atraviesa
la política del país bajo el gobierno de Michel Temer y que ha puesto al mundo de la cultura en pie de lucha.
Algunos grupos religiosos católicos reprobaron una pintura en la que un Cristo en la cruz aparecía con varios brazos al estilo del dios hindú Shiva. Foto: Gza. Obvious |
Todo comenzó el mes pasado en Porto Alegre. Varias semanas después de su inauguración, el centro Santander Cultural -financiado por el banco privado español del mismo nombre- decidió cancelar la muestra "Queermuseu - Cartografías de la Diferencia en el Arte Brasileño" tras una ola de protestas en las redes sociales. La muestra, con 270 obras de 85 artistas entre los que figuraban grandes nombres como Candido Portinari, Lygia Clark, Alfredo Volpi, Adriana Varejão, Flávio de Carvalho y Alair Gomes, hacía un recorrido para plantear cómo las cuestiones de género y de diversidad sexual habían sido abordadas por el arte brasileño en el último siglo.
Sin embargo, para el Movimiento Brasil Libre (MBL), que fue uno de los grupos ciudadanos que impulsó el impeachment a Dilma Rousseff el año pasado, la exposición era una apología a la zoofilia y a la pedofilia por contener obras con imágenes de niños a quienes identificaban como gays o travestis y otras en las que figuras humanas tenían sexo con animales. Al MBL pronto se le sumaron grupos religiosos católicos, como Tradición, Familia y Propiedad, que también reprobaron una pintura en la que un Cristo en la cruz aparecía con varios brazos al estilo del dios hindú Shiva.
"Cuando el arte no es capaz de generar inclusión y reflexión positiva, pierde su mayor propósito, que es elevar la condición humana", se disculpó el banco en un comunicado que generó mucho malestar en los círculos artísticos y fue el gran disparador de la controversia actual.
Hubo intentos por llevar la exposición "Queermuseu" al Museo de Arte de Río de Janeiro (MAR) -una institución público-privada-, pero la idea fue rápidamente vetada por el alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella, ex obispo de la evangélica Iglesia Universal del Reino de Dios.
Y sentenció: "Salió en los diarios que la muestra se hará en el MAR. Sólo si es en el fondo del mar". En su taxativo rechazo se le unieron también el alcalde de San Pablo, João Doria, y el diputado derechista Jair Bolsonaro, actualmente segundo en las intenciones de voto para las elecciones presidenciales de 2018.
Pocos días más tarde, fue la propia Justicia la que atendió los reclamos de asociaciones católicas, cuando un juez del estado de San Pablo prohibió en Jundiaí la representación de la obra teatral "El Evangelio según Jesús, Reina del Cielo", de la británica Jo Clifford, en la que se recrea la historia de Jesucristo como un transexual.
Envalentonados, estos autoproclamados grupos "en defensa de las buenas costumbres" organizaron manifestaciones de rechazo a la performance "La Bête", del coreógrafo Wagner Schwartz, en el Museo de Arte Moderno (MAM) de San Pablo, que tiene como eje a un hombre desnudo al que los asistentes pueden hacer modelar a su antojo para recrear la serie de esculturas "Bichos", de Lygia Clark. Un video diseminado por las redes sociales en el que se veía a una niña interactuando con el hombre-modelo fue usado como prueba de la "erotización infantil" de la obra; la grabación obviaba señalar que la chiquita estaba junto a su madre y que el MAM había colocado en la entrada de la sala carteles en los que advertida sobre el nudismo y advertía que la presencia de menores podía ser contraproducente.
Poco después, en el Palacio das Artes de Belo Horizonte, la exposición "Haga usted mismo su Capilla Sixtina", del fallecido Pedro Moraleida, fue blanco de actos de grupos religiosos que consideraron varias de sus pinturas blasfemas, mientras que la obra teatral "Bicha Oca", inspirada en cuentos homoeróticos de Marcelino Freire, fue cancelada en el centro cultural Castelinho de Flamengo, en Río, supuestamente por "fallas en el suministro eléctrico" del lugar, pese a que por la noche el edificio municipal estaba iluminado. Para evitar problemas, al inaugurar la semana pasada la muestra "Historias de la Sexualidad", el Museo de Arte de San Pablo (MASP) decidió autorizarla "sólo para mayores de 18 años".
Frente a estos crecientes golpes a las manifestaciones culturales, numerosos intelectuales y artistas reaccionaron con una campaña en contra de la censura y en defensa del arte en las redes sociales. Artistas plásticos como Adriana Varejão y Vik Muniz, actores como Fernanda Montenegro y Marcos Caruso, y músicos como Caetano Veloso y Marisa Monte, divulgaron videos en las redes sociales y se hicieron presentes en las exposiciones y obras que están en el ojo de la tormenta para demostrar su apoyo.
Caetano Veloso se quejó: "Hay algunos políticos que quieren engañar al pueblo queriendo llamar la atención. En ninguna de las exposiciones que son discutidas hay algo que no sea tradición en las artes, sobre todo en las artes más recientes. Yo viví el período de la dictadura y no quiero nada parecido a aquello".
Por su parte, la actriz Fernanda Montenegro llamó al público en general a respaldar todas las expresiones culturales. Exhortó: "Sólo hay un tipo de cultura que realmente construye un país, la cultura de la libertad. ¡Por favor, salgan de ese silencio acobardado!"