sábado, 2 de septiembre de 2017

Comentario al Evangelio del 22º Domingo del Tiempo Ordinario (domingo 3 de septiembre) por Mons. João S. Clá Dias, EP

 “Per crucem ad lucem!”
[...] V- Esperanza en la verdadera vida
La liturgia de hoy nos incentiva a vivir de acuerdo con nuestra fe, en coherencia con los principios de la Religión. A no orientar nuestra conducta buscando obtener riquezas, elevada posición social, amistades terrenas o cualquier otro bien de este mundo, ignorando cuán efímeros son los beneficios que todo eso proporciona. A que tengamos siempre en vista que nuestro fin último no se cumple aquí en la Tierra, y que en la eternidad, para la cual nacimos, sólo valen los méritos espirituales.

Para quien se salva, la verdadera vida comienza después de la muerte. Por eso la Iglesia celebra la fiesta de un santo en el día de su nacimiento para el Cielo. Debemos, a imitación de los santos, aceptar todos los sufrimientos, rechazos y humillaciones  que la práctica de la virtud nos imponga en este valle de lágrimas, seguros que ellos se transformarán en gloria cuando nos encontremos en la visión beatífica.
En resumen, el Evangelio de hoy nos da esta lección: el hombre vale en la medida en que esté dispuesto a enfrentar el dolor por amor a Dios. La vida en la faz de la Tierra está llena de dificultades y sufrimientos; si los abrazamos con amor,  ellos vendrán acompañados de una suave alegría, harán nobles nuestros corazones y nos prepararán para el Cielo; si por el contrario, nos dejamos arrastrar por las pasiones, nuestra alma insatisfecha y degradada se estará dirigiendo en las vías del infierno.
Por lo tanto, en unión con Nuestro Señor Jesucristo, abracemos decididamente nuestra cruz y sigamos el Divino Maestro rumbo a la gloria de la eternidad, donde no habrá ni sombra de padecimiento,  pero sólo la felicidad total es imperecedera: “¡Per  crucem ad lucem!”.
En los períodos de probaciones, refugiémonos junto al Santísimo Sacramento y recurramos a la Santísima Virgen María, invocándola por medio de la recitación del Rosario, confiados en que, finalizada la noche oscura, renacerá con mayor esplendor el sol de la consolación espiritual.

(Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana).
Fuente y texto completo en: Comentario al Evangelio del 22º Domingo del Tiempo Ordinario