“Per crucem ad
lucem!”
[...] V- Esperanza en la verdadera vida
La liturgia de hoy nos incentiva a vivir de acuerdo con nuestra fe, en coherencia
con los principios de la Religión. A no orientar nuestra conducta buscando
obtener riquezas, elevada posición social, amistades terrenas o cualquier otro
bien de este mundo, ignorando cuán efímeros son los beneficios que todo eso
proporciona. A que tengamos siempre en vista que nuestro fin último no se
cumple aquí en la Tierra, y que en la eternidad, para la cual nacimos, sólo
valen los méritos espirituales.
Para
quien se salva, la verdadera vida comienza después de la muerte. Por eso la
Iglesia celebra la fiesta de un santo en el día de su nacimiento para el Cielo.
Debemos, a imitación de los santos, aceptar todos los sufrimientos, rechazos y
humillaciones que la práctica de la
virtud nos imponga en este valle de lágrimas, seguros que ellos se transformarán
en gloria cuando nos encontremos en la visión beatífica.
En resumen, el Evangelio de hoy nos da esta lección: el hombre vale en la
medida en que esté dispuesto a enfrentar el dolor por amor a Dios. La vida en
la faz de la Tierra está llena de dificultades y sufrimientos; si los abrazamos
con amor, ellos vendrán acompañados de
una suave alegría, harán nobles nuestros corazones y nos prepararán para el
Cielo; si por el contrario, nos dejamos arrastrar por las pasiones, nuestra
alma insatisfecha y degradada se estará dirigiendo en las vías del infierno.
Por lo tanto, en unión con Nuestro Señor Jesucristo, abracemos decididamente
nuestra cruz y sigamos el Divino Maestro rumbo a la gloria de la eternidad,
donde no habrá ni sombra de padecimiento,
pero sólo la felicidad total es imperecedera: “¡Per crucem ad lucem!”.
En los períodos de probaciones, refugiémonos junto al Santísimo Sacramento y
recurramos a la Santísima Virgen María, invocándola por medio de la recitación
del Rosario, confiados en que, finalizada la noche oscura, renacerá con mayor
esplendor el sol de la consolación espiritual.
(Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios”
Volumen I, Librería Editrice Vaticana).
Fuente y texto completo en: Comentario al Evangelio del 22º Domingo del Tiempo Ordinario