viernes, 3 de agosto de 2018

Comentarios al Evangelio del 18° Evangelio del Tiempo Común (domingo 5 de agosto) -Ciclo B- por Monseñor Joao Clá Dias, EP*

[…] III – No miremos hacia atrás
Monseñor Joao S. Clá Dias, EP
La liturgia de este domingo se refiere a la felicidad del hombre, cuando éste se lanza enteramente en las vías del Divino Redentor. Es la enseñanza de San Pablo a los Efesios, contenida en la Segunda Lectura de este domingo: “Hermanos: He aquí, lo que yo digo y atestiguo en el Señor: no sigáis viviendo como viven los paganos, cuya inteligencia los lleva a la nada "(Ef 4, 17). Recurriendo al

nombre de Dios, nos alerta a no ser como los paganos, los cuales ponen su inteligencia en las cosas materiales y acaban adorando ídolos de madera, metal, o piedra, lo que en el fondo constituye una forma de adoración de sí mismo.
"En cuanto a vosotros, no es así como habéis aprendido de Cristo, si al menos fue Él que habéis oído hablar, y si es Él que os fue mostrado, de acuerdo con la verdad que está en Jesús. Renunciando a vuestra existencia pasada, despojaos del hombre viejo, que se corrompe bajo el efecto de las pasiones engañadoras, y renovad vuestro espíritu y vuestra mentalidad. Revestirá al hombre nuevo, creado a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad "(Ef 4, 20-24). Es necesario renunciar a los errores de la vida pasada, a los malos ambientes, a las amistades inconvenientes, a todo lo que lleva al pecado. El hombre viejo se rige por una serie de principios errados y está dominado por sus pasiones. Ahora bien, el ser humano debe escoger el rumbo de su vida mediante una deliberación de su voluntad, venciendo, por lo tanto, la solicitud de sus malas inclinaciones. Si nuestra meta es la gloria de Dios, necesitamos apartarnos de todo lo que nos une al hombre viejo, sin siquiera mirar hacia atrás para contemplar el pasado, como hizo la mujer de Lot (cf. Gn 19, 26).
Dice la Escritura: "El perro vuelve a su vómito" (II P 2, 22). ¡No queramos imitarlo! La revelación de la Eucaristía, alimento que abre el alma a una inmortalidad bienaventurada, constituye así la coronación de una didáctica desarrollada durante siglos, desde la peregrinación del pueblo elegido por el desierto hasta el grandioso episodio narrado en el Evangelio de este domingo.
Seamos gratísimos a Dios, pues en este Sacramento recibimos beneficios muy superiores a aquellos concedidos al pueblo judío en el desierto, o a las multitudes que fueron en busca del Divino Redentor movidas por el mero deseo del pan material. ¡Estos lo vieron y oyeron, pero no tuvieron el privilegio, tan a nuestro alcance, de recibirlo diariamente en el banquete eucarístico!
(Monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen II, Librería Editríce Vaticana)
*Fundador de los Heraldos del Evangelio
Texto completo: Comentarios al Evangelio del 18° Evangelio del Tiempo Común -CicloB- por Monseñor Joao Clá Dias, EP