jueves, 23 de agosto de 2018

Comentario al Evangelio del XXI Domingo del Tiempo Ordinario (domingo 26 de agosto) -Ciclo B- por Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP*

[…] V – La virtud de la obediencia
Mons. Joao Scognamiglio Clá Dias, EP
Siendo Dios el Señor de toda la Creación, los seres inteligentes -ángeles y hombres- tienen la obligación de reconocer, amar y servir a ese señorío. Los inanimados así proceden físicamente, y los irracionales, de forma instintiva. Él es Señor de todas nuestras facultades y, sobre todo, de nuestro entendimiento y voluntad. Sobre esto San Juan de la Cruz  ha afirmado que en el atardecer de esta vida seremos juzgados según el amor, pues estamos obligados a querer lo que Dios desea que queramos (21).
Ahora bien, en el orden del universo está incluida la voluntad del hombre la cual, libremente, debe estar en armonía con la de Dios a través de la virtud de
la obediencia. (22) Esta última no es una virtud superior a las teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Sin embargo, es un medio directo para unirnos a Dios y ser agradables a Él. A través de ella hacemos una entrega en sus adorables manos con más valor que si hiciéramos cualquier sacrificio (23): "Aquel que dice conocerlo y no guarda sus mandamientos, es mentiroso (...) Pero quien guarda su palabra, en éste el amor de Dios es verdaderamente perfecto. Ni sufrir el martirio, ni distribuir a los pobres todos los bienes, tienen mérito alguno, si no se ordenan al cumplimiento de la voluntad divina "(24).
"El beso de Judas"
Aquí está bien focalizada la invitación a la práctica de la obediencia que se nos hace en la Liturgia de este XXIº Domingo del Tiempo Ordinario: en la primera lectura, con las palabras de Josué: "En cuanto a mí y a mi familia, serviremos al Señor" (Juan 24, 15), obteniendo del pueblo la respuesta: "Nosotros también serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios" (24,18); también en la epístola de Pablo: "Sométanse los unos a otros en el temor de Cristo (...) Cristo también es la cabeza de la Iglesia, su Cuerpo (...) como la Iglesia se somete a Cristo (...) como Cristo también amó a la Iglesia y se entregó por ella "(Ef 5, 21-25); y, sobre todo, en el Evangelio, a propósito de la fe causándonos perplejidad aquella apostasía de "muchos discípulos", que se negaron a creer y, en consecuencia, a obedecer.
Excelente ocasión de un examen de conciencia para quien vive en nuestra época, que debe preguntarse: ¿cuál es el grado de fe y de sumisión a Dios, a la Iglesia y al Evangelio, del hombre de los tiempos presentes?
21)   Cfr. Suma Teológica II-II, q. 104 a.4 ad 3.
22)   Id. a. 1 e 4.
23)   Id. a. 3 ad 1.
24)   Id. a. 3.
(Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios”, Volumen II Librería Editrice Vaticana)
Texto completo en: Comentario al Evangelio del XXI Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo B- por Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP


*Fundador de los Heraldos del Evangelio