Consideraciones sobre la Eucaristía podrían ser escritas hasta el punto de hacer pequeños los espacios de todas las bibliotecas del mundo. Enfoquemos sólo una de ellas: la paz y el consuelo de este tan sublime Sacramento.
Santo Tomás demuestra cuánto constituye un vicio el hecho de dejar la tristeza apoderarse de nuestros corazones, a punto de perturbar el uso de la razón. Ahora bien, viviendo en esta fase histórica tan
penetrada por la angustia, el drama y la aflicción, no erramos en afirmar ser la tristeza la nota tónica de nuestros días. ¿Dónde, entonces, obtener el consuelo y la alegría de corazón? Tanto más que el buscar alivio es un fenómeno natural y espontáneo, una reacción psicológica de toda alma oprimida.
¿Quién no busca apoyarse en las criaturas - sean ellas parientes, amigos, diversiones - para sólo hablar de las que están dentro de los límites de la licitud moral? Pero el apegarse a las criaturas es preparar nuevas y amargas desilusiones.
Monseñor Joao S. Clá Dias, EP |
Acerquémonos pues, a menudo, de la mesa de la Comunión, siempre por medio de María, y seremos los entes más felices.
(21) Mt 11, 28.
(22) Ap 21, 4.
(Monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios”, Vol. II Librería Editrice Vaticana)
Texto completo: Comentario al Evangelio del XX Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo B- por Mons. Joao Scognamiglio Clá Dias, EP
*Fundador de los Heraldos del Evangelio