Encuentro de Jesús con la cananea. |
Otra enseñanza que podemos extraer del Evangelio de hoy es la necesidad de instruirnos sobre la verdadera y buena doctrina. La cananea oyó y se informó sobre los actos y predicaciones de Jesús. Eso le fue fundamental para creer. Un gran mal de nuestros días, la ignorancia religiosa, tal vez sea la principal causa de los dramas actuales, según nos lo afirma la Escritura: “¡Oigan la palabra del Señor, hijos de Israel! Porque el Señor está en litigo con los habitantes de la Tierra. No hay sinceridad ni bondad, ni conocimiento de Dios en la Tierra. Juran en falso, asesinan, roban, cometen adulterio, usan la violencia y acumulan homicidio sobre homicidio. [...] porque mi pueblo se pierde por falta de conocimiento” (Os 4, 1-2.6).
El conocimiento enaltece la fe, torna robusta la esperanza de los bienes eternos y lleva a la práctica de la caridad, sea en el amor de Dios, sea en el amor al prójimo.
Muchos, por ignorancia, y otros, directamente por maldad, hoy no quieren abandonar el pecado. Y, de ser así, bien les vale la consideración de San Rábano: “Si alguien tiene manchada su conciencia [...] por la suciedad de algún vicio, éste tiene indudablemente, una hija cruelmente atormentada por el demonio. [...] Y si alguien envició sus buenas obras [...] con el pecado, este también tiene una hija agitada por las furias del espíritu impuro, [...] y necesita, por lo tanto, recurrir a las súplicas y a las lágrimas, y acudir a la intercesión y el auxilio de los Santos”.
(Mons. João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Tomo I, Librería Editrice Vaticana)
Fuente:Comentario al Evangelio del 20º domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo A por Mons. João S. Clá Dias, EP