domingo, 27 de noviembre de 2016

Comentarios al Evangelio Primer Domingo de Adviento (Domingo 27 de noviembre)

por Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP
[...]Debemos estar preparados para las intervenciones de Dios en la Historia
Al explicar el Evangelio de este domingo, casi todos los Doctores, exegetas y espiritualistas se centran en la necesidad  que seamos vigilantes a todo momento, ya sea en la perspectiva de la muerte o del juicio particular,  en el fin del mundo o del Juicio Final. Armónicamente con esta visualización presentada en los anteriores comentarios, se puede conjeturar, que Nuestro Señor Jesucristo también quiso advertir a cada uno de nosotros al respecto de las intervenciones de El en la Historia. A propósito de la situación del mundo, en el lejano año 1951 escribía el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira: “¿Hoy en día, no es verdad, que el Vicario de Cristo es desobedecido, abandonado, traicionado? ¿No es verdad, que las leyes, las instituciones, las costumbres son cada vez más hostiles a Nuestro Señor Jesucristo? ¿No es verdad que se construye el mundo, toda una civilización basada sobre la negación de Dios? ¿No es verdad que la Santísima Virgen habló en Fátima indicando todos estos pecados y pidiendo penitencia?”
El triunfo del Sapiencial e Inmaculado Corazón de María
Es muy importante destacar que, en relación al gobierno de Dios sobre los acontecimientos humanos, la vigilancia nos debe conducir a esperar con alegría y avidez el triunfo espectacular del Sapiencial e Inmaculado Corazón de María, la llegada de ese período extraordinario de la Historia anunciado por Nuestra Señora en Fátima,
“ese tiempo feliz y ese siglo de María, en el cual incontables almas escogidas y obtenidas del Altísimo por medio de Ella, perdiéndose a sí mismas en el abismo de su interior, se tornarán copias vivas de María, para amar y glorificar a Jesucristo”.
De manera que, de la misma manera que preparamos nuestras almas para el nacimiento del Niño Jesús en la noche de Navidad, coloquémonos también, según el Evangelio de hoy, delante de otro panorama grandioso: aquel en que Dios intervendrá a fin de conceder a la Santísima Virgen, en esta tierra, la glorias que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo le dan en el Cielo.
¡En la expectativa de esa victoria de la Santa Iglesia, permanezcamos vigilantes! Vigilar significa nunca ceder en nada que el demonio nos pueda proponer. Vigilar significa estar atento, con los ojos abiertos, analizando bien desde donde vienen los peligros. Vigilar significa arrancar enérgicamente, sin contemporizaciones, cualquier raíz de pecado que pueda haber en nosotros. Todo lo que significa riesgo para la salvación eterna y para nuestra santificación debe ser cortado, haciendo todo el esfuerzo para perseverar en el camino de la perfección,  en vista de no atrasar el día magnífico en que la Santísima Virgen María dirá: “¡Mi Inmaculado Corazón triunfó!”
(CLA DIAS EP,  Monseñor João Scognamiglio in “Lo inédito sobre los Evangelios” Librería Editrice Vaticana)
Texto completo en: Comentario al Evangelio del Domingo I de Adviento

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