Roma (Viernes, 25-11-2016,
Gaudium Press) En el año 1842 en la Iglesia de Santo Andrea delle Fratte, en
Roma, Nuestra Señora se le apareció al judío ateo Alfonso Ratisbonne, quien se
convirtió al catolicismo y luego se hizo sacerdote.
Este hecho será recordado desde el próximo 27 de noviembre, Primer Domingo de
Adviento, con la apertura de un Año Mariano que se vivirá en el templo romano
hasta el 20 de enero de 2018. La apertura oficial del jubileo, con el cual se
conmemorará el 175º aniversario de la aparición de la Milagrosa, ocurrirá en el
marco de una celebración Eucarística, que contará con la presencia de los
Frailes Mínimos, custodios del a iglesia de Santo Andrea.
Varios serán los eventos que tendrán lugar con motivo del Año Mariano, muchos
de ellos estarán relacionados con el don de la Indulgencia otorgada para los
jubileos, y también con el 125º aniversario de la coronación del cuadro de la
Virgen de la Milagrosa por el Capítulo Vaticano, que recuerda la aparición
mariana, además de la conmemoración del 75º aniversario de la elevación del
templo a Basílica.
Para el 20 de enero, fecha del aniversario de la aparición, está previsto un
triduo de preparación, la bendición de los niños el día de la festividad, el
recuerdo de la aparición con súplica, y una solmene Misa, además de un
concierto en honor a Nuestra Señora del Milagro.
La única aparición mariana ocurrida en
Roma que ha sido aprobada por la Iglesia
El suceso prodigioso ocurrido hace 175 años es la única aparición acaecida
en la Ciudad Eterna que ha recibido aprobación por la Iglesia.
El hecho ocurrió al abogado y banquero Alfonso de Ratisbonne, quien era un
judío ateo y se mofaba de la religión, siendo un gran enemigo de todo lo que
tenía que ver con la fe católica.
Pero un día todo cambió: En un viaje que realizó a Roma se encontró con el
Barón Teodoro De Bussiéres, francés converso y devoto de la Virgen de la
Medalla Milagrosa, quien le habló de los grandes milagros que Ella concedía.
Ratisbonne rechazó sus palabras tildándolo de supersticioso. Pero el Barón
insistió y lo desafío a llevar consigo la medalla y rezar todos los días. Por
demostrarle que nada lo persuadiría para su conversión, Alfonso decida llevar
la medalla.
Mientras esto ocurría el Barón de De Bussiéres, junto con unos amigos, se
comprometen a rezar por su conversión. Uno de ellos fue el conde Laferronays
quien se encontraba muy enfermo, y ofrece su enfermedad por la conversión de
Ratisbonne. Dios tomó en serio las palabras del conde quien sufre un ataque al
corazón luego de orar con gran fervor por la conversión del joven judío.
Un día después, el 20 de enero de 1842, cuando el Barón se dirigía a la iglesia
de Santo Andrea delle Fratte para coordinar el funeral de su amigo, se
encuentra de nuevo con Alfonso Ratisbonne, quien termina acompañándolo al
templo. Allí sucedió: mientras el Barón se hallaba en la rectoría, el joven
judío se paró un momento en el altar dedicado a San Miguel que de repente se
ilumina: Nuestra Señora se le presenta con el aspecto de la Medalla Milagrosa.
"La Virgen no pronunció ninguna palara, pero yo comprendí todo (...)
experimenté un cambio tan completo que creí ser otro, la alegría más ardiente
brotó del fondo de mi alma; no podía hablar (...) No sabría dar cuenta de las
verdades de las cuales había adquirido conocimiento y fe. Todo lo que puedo
decir es que cayó el velo que tenía ante los ojos; no un solo velo, sino que se
desvaneció la multitud de velos que me rodeaban (...) Salí de un abismo de
tinieblas", relataría luego Ratisbonne.
Su amigo, al regresar de la rectoría, lo vio postrado orando con devoción.
Luego Alfonso le diría que deseaba confesarse y recibir el bautismo. En 1847 es
ordenado sacerdote.
De la redacción de Gaudium Press, con información de RomaSette.it, Adelante la
Fe y corazones.org.
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