Si hubiese serios problemas fundamentales, ¿por qué no aplicar la corrección fraterna enseñada por el Divino Maestro, ofreciendo a los Heraldos la oportunidad de recomposición?
Redacción (23/09/2021, Gaudium Press) Los que, decididamente, luchan por la destrucción de los Heraldos del Evangelio, actúan como sabandijas que, poco a poco, erosionan la estructura de la sociedad. Incluso cuando haya fallas en los Heraldos del Evangelio, los vemos como garantes de los valores cristianos.
De hecho, en su apostolado cotidiano,
los Heraldos saben, como nadie, inculcar todo lo que está escrito en el
Catecismo de la Iglesia Católica. En el fondo, los Heraldos custodian la
ortodoxia en el gremio de la Iglesia que ya humillantemente flagelada por un
catolicismo protestantizado.
Hay quienes odian a los Heraldos
del Evangelio por su castidad sin temor: la pureza sexual, otro valor socavado
en la sociedad actual y menoscabado en ciertos segmentos del clero, ¡dados los
escándalos que pululan en la prensa!
También, es particularmente
importante enfatizar la gran ayuda de los Heraldos del Evangelio en términos de
incrementar el “alma cristiana” dentro de los laicos. La sociedad, a punto de
derrumbarse, como se señaló anteriormente, todavía se sostiene como católica,
gracias también al trabajo asiduo de los Heraldos del Evangelio. ¡Ellos no son
los únicos!
Sin embargo, en la estela de la
escuela del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, eminente laico, encajados en el
sublime ámbito de la evangelización, los Heraldos del Evangelio, estos jóvenes
y mujeres de carácter inmaculado, libran la más reñida contienda; no tiemblan
ante las persecuciones.
Los verdugos, de repente, actúan
ferozmente y anhelan la supresión canónica. Pero si hubiese serios problemas
fundamentales, ¿por qué no aplicar la corrección fraterna enseñada por el
Divino Maestro, ofreciendo a los Heraldos la oportunidad de recomposición?
Ciertamente, las autoridades
competentes pueden hacer esto y espero que así procedan, para que no se torne
más lánguida la batalla espiritual por la curación de la sociedad enferma.
El querido Papa Francisco, hombre
de corazón misericordioso, velará ciertamente por el juicio equitativo,
preservando en la Iglesia la bendición de los Heraldos del Evangelio,
distinguidos catequistas de los laicos y actor importante en el mantenimiento de
la llamada “alma cristiana” en una sociedad abrumadoramente secularizada.
Edson Luiz Sampel
Profesor de la Facultad de Derecho Canónico São Paulo Apóstolo (Arquidiócesis de San Pablo – Brasil)
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