Alegría o temor, ante el Esposo que llega |
[...] Una profecía segura: nuestra muerte
No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, ¡porque tal vez esta misma noche seremos juzgados! Profecía cierta y segura es esta: todos moriremos. Día y hora, sin embargo nadie lo sabe, ya que hasta el enfermo al borde de la muerte ignora el momento exacto, en que ésta le sobrevendrá. ¿Quién osará prometerle que va a despertar mañana? ¿Quién se atreverá a garantizar que terminará de leer este artículo? Nuestro destino es la muerte, y su perspectiva nos auxilia a abandonar los apegos y nos saca del camino errado que abrazamos. Entrar por las vías del vicio es una locura, porque nada hay en la faz de la Tierra más contrario a Dios que el pecado, que nos expone a ser sorprendidos por el justo Juez en el momento en que menos esperamos (cf. Mt 24, 44.50; Lc 12, 46), con las manos vacías y las lámparas apagadas. ¡Y Él dirá que no nos conoce!
Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de la Santísima Virgen, la gracia de ser realmente vigilantes en nuestros pensamientos, deseos y acciones, en vista de la santidad en todo. Así estaremos siempre con la lámpara abastecida de aceite.
No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, ¡porque tal vez esta misma noche seremos juzgados! Profecía cierta y segura es esta: todos moriremos. Día y hora, sin embargo nadie lo sabe, ya que hasta el enfermo al borde de la muerte ignora el momento exacto, en que ésta le sobrevendrá. ¿Quién osará prometerle que va a despertar mañana? ¿Quién se atreverá a garantizar que terminará de leer este artículo? Nuestro destino es la muerte, y su perspectiva nos auxilia a abandonar los apegos y nos saca del camino errado que abrazamos. Entrar por las vías del vicio es una locura, porque nada hay en la faz de la Tierra más contrario a Dios que el pecado, que nos expone a ser sorprendidos por el justo Juez en el momento en que menos esperamos (cf. Mt 24, 44.50; Lc 12, 46), con las manos vacías y las lámparas apagadas. ¡Y Él dirá que no nos conoce!
Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de la Santísima Virgen, la gracia de ser realmente vigilantes en nuestros pensamientos, deseos y acciones, en vista de la santidad en todo. Así estaremos siempre con la lámpara abastecida de aceite.
Monseñor João S. Clá Dias, EP |
(Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los
Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana).
Texto completo: Comentario al Evangelio del XXXII Domingo (domingo 12 de nov.) del Tiempo Ordinario – Ciclo A, por Mons. João S. Clá Dias, EP
Texto completo: Comentario al Evangelio del XXXII Domingo (domingo 12 de nov.) del Tiempo Ordinario – Ciclo A, por Mons. João S. Clá Dias, EP