Un lector en tales condiciones retiene del Mensaje el hecho supremamente grave de que Nuestra Señora increpa el mundo de ciertas culpas y lo amenaza de determinados castigos, si los pedidos de Ella no fuesen atendidos. El carácter condicional de las promesas de Fátima queda así perfectamente establecido. Esto es, la Santísima Virgen deja una vía abierta para que la humanidad pueda escapar del castigo inminente, mediante la enmienda de vida.
En este sentido, resalta también el carácter expiatorio de los pedidos hechos por Nuestra Señora: la Comunión Reparadora de los primeros sábados de cinco meses seguidos y la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María. Si tales pedidos fuesen atendidos, el mundo volvería a gozar de la paz: la paz de Cristo en el Reino de María.
Pregunta: ¿Las culpas, los pecados cesaron? ¿La expiación fue realizada?
Respuesta: Para ir, antes que nada, a lo más evidente, la crisis moral de Occidente, desde 1917 para acá, no fue sino acelerarse. Entonces, entre las tantas reformas de las que todo el mundo habla como necesarias –sea en Occidente, como en Oriente- nadie pleitea la solución de lo que más ofendió a Nuestra Señora, la reforma de la moralidad, tanto particular como púbica, por la restauración del instituto de la familia, con el fortalecimiento de la indisolubilidad y sacralidad del matrimonio, de la autoridad de los padres sobre los hijos, la sustracción de éstos a la intromisión abusiva del Estado que oficialmente es por lo menos laico, si no directamente ateo.
Por lo tanto, cualquier afirmación en el sentido de que las promesas de Fátima se están cumpliendo, exigiría la mayor circunspección, ya que, por parte de los hombres no hubo correspondencia a los pedidos de Nuestra Señora en un punto fundamental, que es la enmienda de vida.
Es importante, en alto grado, interpretar el Mensaje de Fátima de forma auténtica, para que los espíritus se mantengan lúcidos, vigilantes y corajosos delante de acontecimientos extraordinarios que puedan advenir, lanzando la humanidad en la perplejidad y en la aflicción.
Para los que tienen fe, resonarán siempre en sus oídos las palabras de Nuestra Señora en Fátima: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará” 1.
“Hodie si vocem ejus audieritis nolite obdurare corda vestra –si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Sl 94, 8)-, dice la Escritura. Inscribiendo la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima en el rol de las celebraciones litúrgicas, la Santa Iglesia proclama la perennidad del Mensaje de Nuestra Señora dado al mundo a través de los pequeños pastores. En el día de su Fiesta, una vez más, nos llega la voz de Fátima. No endurezcamos nuestros corazones, porque sólo así habremos encontrado el camino de la paz verdadera 2.
Plinio Corrêa de Oliveira
1) Extractos del artículo “Actualidad del Mensaje de Fátima, 75 años después”,
publicados en diario “Las Américas”, 14/5/1992. |
2) Extraído del artículo “Fátima”, publicado en O Legionário, 14/5/1944.
(*)Publicado en Revista “Dr. Plinio” Mayo 2017 Nº 230, Editora Retornarei, São Paulo, Brasil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario