El cardenal Daniel Sturla impartió la bendición de los peregrinos que se dirigieron en numerosos ómnibus junto con la imagen de la Virgen.
Fueron calurosamente recibidos por el obispo de Canelones, Monseñor Sanguinetti con una catedral repleta, al paso de la caravana por la capital canaria.
En Durazno se agolpaba una multitud, de varios miles que rezaron el masivo rosario junto obispo diocesano de Durazno, Monseñor Martín Pérez Scremini.
Concurrieron familias, niños, mujeres, abuelos, etc., de todo el país, convirtiendo este evento en una gran manifestación mariana del pueblo uruguayo.
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