Este lugar de devoción mariana, al haberse transformado en un creciente y sostenido punto de afluencia, a partir de 1901, ha sido declarado Santuario Nacional de Nuestra Señora del Verdún.
La celebración principal de esta jornada fue la santa Misa presidida por el obispo de la diócesis de Minas, Monseñor Jaime Fuentes quien durante la homilía destacó, entre otros, que: “dentro de un mes en el mundo entero recordaremos con agradecimiento a la Madre de Jesús, que hace cien años se apareció a tres niños, en Portugal, para darles un encargo: ‘que los hombres dejen de ofender a Dios, a mi Hijo, que ya está demasiado ofendido’. Les pidió que rezaran el Rosario todos los días para obtener el fin de la guerra, la primera guerra mundial. Y les mostró un instante el infierno, al que van quienes mueren en el pecado. Y les advirtió que, si los hombres no dejaban de ofender a Dios, vendría otra guerra peor que esa. Todo se cumplió, tremendamente”.
Más adelante el obispo de Minas recordó: “En Fátima, la Virgen nos advirtió que rezáramos el Rosario, también nos pidió que sepamos hacer de las pequeñas contrariedades de cada día un ofrecimiento a Jesucristo, en desagravio por los pecados, y hoy renovamos este propósito”.
Y para finalizar estas reflexiones Monseñor Fuentes afirmó: “Tenemos que llenarnos de esperanza porque María Santísima nos dejó también estas palabras: Al final mi Corazón Inmaculado triunfará. [...] El Inmaculado Corazón de María es refugio nuestro y, al mismo tiempo, es una conquista que cada uno tiene que hacer en su propia vida: para aprender a querer más y mejor; para hacer realidad el dicho ‘obras son amores y no buenas razones’; para saber ofrecer un corazón limpio a Dios y a los demás. Todo esto lo encomendamos esta tarde a nuestra Madre Santísima, depositando en Ella nuestra esperanza y llamándola, Esperanza Nuestra. María nos sonríe desde su imagen del Verdún”.
En entrevista para la prensa el obispo de Minas comentó que “me emociona el hecho de que vengan muchas familias. Y quinceañeras, y gente que viene a cumplir promesas. Aquí la gente no sabe nada de laicidad o laicismo, esto es el pueblo uruguayo”, declaró, en atención al debate que se está dando en la sociedad. “Aquí vivimos con naturalidad lo sobrenatural”, agregó.
Durante la jornada acompañaron a los peregrinos las hermanas de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y de María, que hace unos meses llegaron al país para centrar su labor en el cerro del Verdún. La hermana Emma, de Nicaragua, confesó que no esperaba tanta concurrencia. “La gente se deja llevar por lo que siente en el alma. Tal vez no tienen formación pero se mueven por el amor innato a la Madre. Capaz que no saben las oraciones básicas, pero tienen amor a María”, contó emocionada.
Fotos de Carolina Bellocq
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