Hoy es 28 de
diciembre y, en estos días de Navidad, nos encontramos frente a un suceso
misterioso y doloroso, del que habla solamente el evangelio de san Mateo: “Al
verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los
niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo
por lo que había averiguado de los magos” (Mt 2, 13ss).
Herodes era un loco, que pasó a la historia por su crueldad; esta fue una demostración más. Tenía miedo de que “el rey de los judíos” que acababa de nacer, según le habían dicho los Reyes Magos, pudiera hacerle sombra de alguna manera.
Es un misterio el hecho en sí: desde su nacimiento, Jesús es un signo de
contradicción. Fue verdaderamente “una gran alegría”, como el ángel le dijo a los
pastores. Pero ahora, ¿por qué este dolor de esos niños inocentes, de sus
madres?...Herodes era un loco, que pasó a la historia por su crueldad; esta fue una demostración más. Tenía miedo de que “el rey de los judíos” que acababa de nacer, según le habían dicho los Reyes Magos, pudiera hacerle sombra de alguna manera.
Es lo de menos cuántos fueron: se piensa que unos 20 o 25, según los cálculos sobre la población que había en Belén y sus alrededores. Pero si miramos lo que ocurre HOY, 21 siglos después de la primera Navidad, ¿no les parece que es muy necesario el recuerdo de los “santos inocentes” que mueren todos los días porque son abortados legalmente?
El año pasado, por estas fechas, conocimos las cifras, desde que fue legalizado en Uruguay en 2012. En 2013, 5.113 abortos; en 2014, 6.329; en 2015: 6.986; en 2016: 9.719.
Es algo verdaderamente tremendo, a lo que no podemos acostumbrarnos. Es necesario ayudar a toda mujer que espera un hijo, a traerlo al mundo; si no puede tenerlo, que lo dé en adopción, pero que no cometa ese crimen del que se va a arrepentir toda la vida. Es necesario despertar la conciencia moral de hombres y mujeres, de manera que caigan en la cuenta de que el acto del aborto es un asesinato.
Madre Teresa de Calcuta, en un discurso en Washington, en 1994, decía. “El mayor destructor de la paz hoy en día es el aborto, porque es la guerra contra los niños, el asesinato directo de los inocentes, el asesinato de la madre en contra de sí misma.
Si nosotros aceptamos que una madre asesine a su propio hijo, ¿cómo entonces podemos decirles a otros que no se maten entre sí? Y con el aborto, al padre se le dice que no tiene que tener responsabilidad alguna por el niño que ha traído a la vida. El padre es capaz de poner a otras mujeres en la misma circunstancia. Por lo tanto, el aborto sólo lleva a más abortos. Cualquier país que acepte el aborto, no le enseña a su gente a amar, sino a utilizar la violencia para conseguir lo que quieren. Por esto el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto”.
¿Seguiremos horrorizándonos por los niveles de violencia que sufrimos, mientras cerramos los ojos frente a este crimen legal, el más injusto y violento de todos?
Publicado originalmente: LOS SANTOS URUGUAYITOS INOCENTES