[...] III-Conclusión
En nuestro egoísmo, somos llevados a considerarnos el centro de
nuestras atenciones y preocupaciones; sin embargo la esencia de nuestra vida cristiana,
es social: “Amaos los unos a los otros (Juan 13, 34; 15, 12, 17); o “aquel que
ama su prójimo cumplió toda la Ley” (Rm 13, 8). Jesús pesa nuestros actos en
función de nuestra misericordia con el prójimo, o sea, Él usa para juzgarnos un
criterio social.
Dios distribuyó sus bienes de modo desigual a los hombres, para que unos puedan
entregar y otros recibir. Esto no pasa sólo en el campo material, sino
sobretodo en el campo cultural y espiritual. Por la misericordia y la justicia
unidas, seremos juzgados delante de todos los Ángeles y hombres.
Preparémonos
pues, en este tiempo de Adviento, para recibir a Jesús que viene en la plenitud
de su misericordia, y roguemos a Aquella que lo trae a este mundo su poderosa
intercesión para nuestro segundo encuentro con Él, cuando venga de imprevisto,
en la plenitud de su justicia.
(Mons. João S. Clá Dias,
EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana).
Texto completo en: Comentario al Evangelio del Domingo 1º de Adviento Ciclo B