jueves, 28 de junio de 2018

La verdadera fisonomía de la Iglesia (Editorial Revista “Dr. Plinio” N° 2, Junio 2018)


El hacer referencia al entusiasmo que le causaba todo lo relacionado con la Santa Iglesia, el Dr. Plinio comentaba en cierta ocasión:
Yo he ojeado muchos álbumes con fotografías de iglesias, de estilos católicos de otros tiempos, de cosas de la vida de la Iglesia de otras épocas, llegando hasta las catacumbas. En todas ellas observaba que estaba presente la misma mentalidad, expresándose de mil maneras, de mil formas. Nada más diferente que una catacumba romana y una iglesia gótica, como la Sainte-Chapelle [1] por ejemplo.
Entretanto, la mentalidad es la misma: el juego total de fisonomía, de inteligencia, de voluntad, de sensibilidad, esa paz de alma, es la misma cosa de principio a fin.
¡Y la idea de la unidad de la Iglesia exteriorizándose apropiadamente con intensidades mayores o menores, con plenitudes de fuerza de expresión mayores o menores, pero siempre auténticas, a través de todos los siglos, me impresionaba fenomenalmente!
Comprendí que la Iglesia está en su estado de sanidad cuando ella expresa por entero esta fisonomía en su Doctrina, en sus Leyes, en sus Sacramentos y en ese imponderable del cuál estoy hablando. Y este ambiente, este semblante, la inmersión en esta mentalidad es la que propiamente forma al católico [2]. Entretanto, como señalará el Dr. Plinio en algunas conferencias transcritas en la presente edición, existe una constante batalla entre el bien y el mal; y a medida que transcurren los siglos, este último sobrepasa su campo de acción, camuflándose de diversos modos inclusive dentro de la piedad católica, buscando desfigurar esta fisonomía y corromper esta mentalidad.
¿Cómo prevenirse de este mal y adquirir la auténtica mentalidad de la Iglesia?
Es necesario — responde el Dr. Plinio — tener dentro del alma una entera consonancia y un conocimiento completo de lo que es la verdadera fisonomía de la Iglesia, y de lo que es esta Tradición Católica que aún vive, a modo de cuerdas, en las almas de todo el Occidente. De manera que cuando digamos alguna cosa, estas cuerdas vibren en el interior de los que nos oyen.
Pero para eso es necesaria una consonancia total, con una integridad que no admite falsedad, imitación, farsa, ni “adornos”. Porque esas cuerdas se conocen unas a otras.
Es lo que dice Nuestro Señor Jesucristo: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen” (Juan 10,27).
Entonces, se trata de tener esas cuerdas en sí mismo con una autenticidad y una afinidad absolutas con las cuerdas del Sapiencial e Inmaculado Corazón de María [3].
 [1] La Santa Capilla, también denominada Capilla real de la Île de la Cité, es un templo gótico situado en el centro de la ciudad de París, Francia. Está considerada una de las obras cumbre del periodo de la arquitectura gótica. [2] Conferencia de 5/2/1980. [3] Conferencia de 27/1/1979.

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