La fe, virtud pasible de aumento y de disminución, es la puerta por donde entran las demás virtudes. ¿Cómo se da esto? El conocer -aunque en la penumbra- lo que es de Dios despierta en el alma el amor y la adhesión al magnífico panorama desvelado por la fe. [7]
No obstante, es la caridad que nos hace amar a Dios con una apertura de alma propia a la elevación de Él. Así, la caridad es, de sí, superior a la fe. ¿Por qué? Porque la caridad hace volar hasta Dios y dilata nuestra alma para poder amarle como Él se ama, en la proporción de criatura al Creador, mientras la fe trae a Dios hasta nosotros. [8] Si nos limitamos a entender, sin amor, la fe pierde su savia y su vitalidad, y muere. Entonces hay que comprender y, ya en el mismo acto, amar.
En la segunda lectura - combatiendo las desviaciones de los gnósticos, que afirmaban ser un absurdo el cumplimiento de los preceptos de la Ley -, San Juan nos da otra importante lección: amar a Dios es "observar sus Mandamientos. Y sus Mandamientos no son pesados, pues todo lo que nace de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que venció al mundo: nuestra fe” (I Juan 5, 3-4). ¡No nos olvidemos que guardar los Mandamientos de la Ley de Dios por fuerza de nuestra naturaleza es imposible, pero desde que nos apoyamos en la gracia vencemos el mundo, el demonio y la carne! Y para obtener las gracias necesarias, nos es necesario tener una vida interior intensa: mucha oración y frecuencia a los Sacramentos, sobre todo a la Eucaristía.
Monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias, EP. |
(Monseñor JOAO SCOGNAMIGLIO CLÁ DIAS, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen II, Librería Editrice Vaticana).[7] Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, op. cit., q.4, a.7.
[8] Cf. Idem, q.23, a.6, ad 1.
Fuente y texto completo: Comentario al Evangelio del II Domingo de Pascua - Ciclo B, por Monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias, EP