viernes, 24 de enero de 2020

Arzobispo de Maputo: Doy gracias a los Heraldos por todo lo que hacen tanto en Brasil, como en Mozambique


Monseñor Francisco Chimoio, ofm arzobispo de Maputo (Mozambique) ha visitado recientemente a los Heraldos del Evangelio en Brasil. Acompañado por su obispo auxiliar, Mons. António Juliasse Sandramo, ha recorrido la basílica de los Heraldos localizada en el municipio de Caieiras, Estado de Sao Paulo.

El arzobispo de Maputo, como testimonio de su visita, grabó un vídeo con breves reflexiones, que aquí transcribimos:

Soy Monseñor Francisco Chimoio, arzobispo de Maputo, Mozambique. Estoy aquí, en visita de mis hermanos que trabajan en mi arquidiócesis con el Padre Arón, juntamente con otros hermanos de los Heraldos del Evangelio.
Yo quería realmente decir, gracias por todo lo que han hecho, tanto aquí en el Brasil, como también en las otras partes donde están localizados. Agradecer también por el trabajo que realizan en la arquidiocésis de Maputo. Pido pues al Señor, que los acompañe.

La obra que tienen aquí en Brasil es grande y creo que este es el camino que ayuda a tantos, a descubrir la propia caminata para con el Señor. Que el Señor derrame siempre sus gracias para que vuestra actividad pastoral haga crecer verdaderamente a las personas, para que llegue a sus corazones y que ayude a esas personas a reconocer aquello a que están llamadas dar a Jesús. Para que, a su vez sean instrumentos de ese anuncio de la Palabra de Dios, junto a tantos y tantos hermanos.


En esta, mi primera visita a la casa de los Heraldos aquí en Brasil, gusté inmensamente de ver esta familia, a la cual también pertenece el Padre Arón. Creo que esto ayudará a otros a comprender la Palabra de Dios, y llevar esa Palabra de Dios a los demás.

Desearía que exista una gran unión entre vosotros, un gran empeño en compartir con los otros los dones del Espíritu Santo y sentiros integrantes de esta Iglesia en camino. Son muchos dones, son muchos carismas, son muchos servicios, mas ese Espíritu que es el origen de esos dones, servicios y carismas, es el mismo.

Entonces, en nuestra diversidad, debemos aspirar para que esos dones nos unan y nos hagan verdaderos y auténticos discípulos de Jesús, que pasó su vida anunciando la Palabra de Dios, cumpliendo con el plan de Dios Padre. […]

Mi deseo es que esta familia se sienta siempre anclada a la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, que es el único camino, única vida, única verdad y la única luz para todos los creyentes en Jesús.