Declaraciones ambiguas han causado perplejidad.
Los evangelios son normas de vida. Observando atentamente la vida de Jesús, sacamos principios para no solamente guiar nuestros actos individuales, sino también reglas preciosas para organizar la sociedad en su conjunto.
Jesús nació en una gruta
abandonada, entre gente pobre. Él era hijo de un carpintero y de una joven humilde
y discreta. Jesús no hizo nada para llamar la atención: no tuvo grandes
estudios rabínicos y no se hizo comerciante. Sus discípulos pertenecían al
pueblo simple, pescadores analfabetos. Él no tenía donde reposar la cabeza, no
tenía dinero para pagar los impuestos, no tenía pan para darle a sus oyentes.
En sus prédicas, habló del samaritano, de los pecadores, de los hambrientos,
hasta llamándolos de “bienaventurados”. Recriminó a los ricos en algunas
ocasiones. Fue crucificado entre dos ladrones. Jesús perdonó, Él es
misericordia.
Sin embargo, podemos
analizar la vida de Jesús desde otra perspectiva:
Jesús nació en la ciudad
real, Belén. Lo visitaron potentados por ocasión de su nacimiento, los cuales
le regalaron oro y piedras preciosas de Oriente. Su padre y su madre eran
descendientes del rey David, por lo tanto, nobles y herederos de la realeza.
Jesús era sabio, pues cuando tenía doce años, discutió con los Maestros de la
Ley, causando gran alboroto en el Templo. Expulsó del lugar sagrado una
multitud, con el uso de la fuerza física. Participó de banquetes y era amigo de
gente opulenta: Lázaro, Marta, Magdalena, Nicodemus, José de Arimatea. Discutió
y humilló a sus adversarios, dejando a los fariseos avergonzados. Jesús dijo
que era rey y que tenía legiones de servidores. Jesús castigó, Él es la
justicia.
¿En definitiva, quién era Jesús? ¿Rico o pobre? ¿Rey o carpintero?
Él era Dios.
Jesús no era político, ni
economista. Nuestro Señor defendió los pobres, sí, pero no por ser pobres,
porque Él también era íntimo de los ricos. Jesús no vino a hacer una revolución
social, sino a salvar la humanidad. Salvar almas, y no solamente cuerpos.
¿Pero, Jesús nunca habló
de la propiedad privada? Sí: cuando un discípulo, Judas, al hablar de utilizar
el dinero y los bienes de los ricos para dárselo a los pobres, Jesús lo
recriminó.
Por Paulo da Cruz
Fuente: A propriedade privada é um direito ou não?
Se autoriza la publicación citando la fuente
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