viernes, 23 de octubre de 2020

Queman iglesias en Chile: fuego, silencio y mentira


Profunda contradicción: manifestantes políticos tienen una curiosa preferencia por la depredación del patrimonio religioso católico. ¿Cuál es la actitud de los que deberían defenderlo?

Redacción (21/10/2020, Gaudium Presss) Hecho repugnante. “Conmemoraciones” por el aniversario de un año de las protestas sociales en Chile: dos templos –la capilla de los Carabineros y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción- sirvieron de “combustible” para iluminar la “fiesta”, protagonizada por hombres y mujeres encapuchados, que se entretenían y exclamaban al ver los edificios abatidos por las llamas.

Impresiona el profundo gusto que los manifestantes contemporáneos han demostrado por vandalizar el patrimonio religioso –católico, evidentemente- cuando sus protestas buscan, en principio, objetivos políticos… A ver, sigamos adelante.

El escenario, que llamaríamos, por lo menos, asustador, era bien de las preferencias de un cierto emperador Nerón. Éste acostumbraba a organizar fiestas, donde los invitados transitaban tranquilamente entre postes de luz, cuyo combustible eran seres humanos, ¡todos cristianos, quemados vivos! Los gemidos de dolor de los ejecutados servían de fondo musical para las conmemoraciones, que se daban, en los propios jardines del emperador.

Es verdad que, en Chile, hasta ahora sólo se quemaron edificios, y éstos, desgraciadamente no tienen voz para gritar…

¿Dónde estaban aquellos que podrían defenderlos?

Uno de los templos atacados fue la capilla de los Carabineros: hay quejas de que no se vio ninguna acción significativa de parte de ellos durante los hechos. Lo curioso es que había sí Carabineros resguardando un hotel, desactivado hace un año, el cual permaneció intacto.

¡Más aún, hay militares acusados de estar participando de los desmanes!

En el campo civil, la única medida tomada fue enviar bomberos para apagar las llamas, cuando la iglesia ya estaba casi en ruinas, con daños totales.

Esperamos que, cuando el fuego de los acontecimientos comience a propagarse –y se va a propagar- ellos no esperen a que todo esté reducido a cenizas para comenzar a apagar el incendio.

Joven manifestante dentro de la iglesia de los Carabineros en llamas.

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Silenciosa también fue la reacción de tantas autoridades que, a muchos más títulos, tendrían la obligación de pronunciarse al respecto.

Ahora bien, hoy en día, con la facilidad de las comunicaciones, no es necesario que un incendio ocurra en el propio jardín para tomar conciencia de él, considerando las quemas en la Amazonía, tan criticadas hoy en ciertos medios…

Dejar de tomar posición delante de un acto de estos significa, o una ignorancia completa de los acontecimientos –lo que es menos probable-, o una omisión. Y, si esta última hipótesis es cierta, ¿no es esta omisión sinónimo de connivencia, complicidad y encubrimiento? Pues, “quien calla otorga”.

Además, sabemos que en los jardines donde tanto se habla de quemas, hay muchas cosas prendiéndose fuego, y mucha gente callada.

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Finalmente, la mentira; durante la Revolución Francesa, Madame Roland dijo una célebre frase, mientras subía al cadalso de la guillotina: “¡Libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”

Estos atentados que han sido perpetrados contra iglesias –y, consecuentemente, contra la Iglesia- suelen ser hechos en nombre de la libertad.

Profunda contradicción: para defender la libertad, se ataca la propia libertad.

Pero, la mentira tiene patas cortas. Si aquellos que deben atacar estos actos de vandalismo continúan omisos, y no toman una actitud seria, en breve, verán caer la máscara de estos “manifestantes políticos”, y por detrás de ella, y frente a ellos estará entonces, la guillotina.

Por Oto Pereira.

Traducido de su versión original en portugués:
Queimam igrejas no Chile: fogo, silêncio e mentira

Se autoriza la publicación del presente articulo citando la fuente.

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