[…] V – Somos del linaje del Rey
La Solemnidad de Cristo Rey, nos invita a volver la atención y el
corazón a estos grandes panoramas, nos pide la compenetración de especiales
responsabilidades en nuestra vida.
Una vez que participamos de la naturaleza divina y nos convertimos en
hijos de Dios por el Bautismo, entre otros privilegios cabe, incluso, su
realeza, pues, además de ser cortesanos de Nuestro Señor Jesucristo, Rey de los
reyes, pertenecemos a su familia como verdaderos hermanos de Él, elevados a la
categoría de príncipes. Él quiere hacernos partícipes de la felicidad que posee
desde siempre como Hijo Unigénito, gozando de la convivencia y de la
familiaridad con el Padre y el Espíritu Santo, y nos ha de asociar también a la
manifestación de su magnificencia, cuando venga al final de los tiempos. Esta
es nuestra nobleza.
Por lo tanto, si nos alegramos por ser del mismo linaje y familia real
de Nuestro Señor Jesucristo, templos de la Santísima Trinidad, estamos
obligados a llevar esta filiación hasta sus últimas consecuencias en nuestra
existencia diaria.
¡Señor, soy vuestro!
¿Qué pedimos en la Oración del Día, en la Misa de la Solemnidad de
Cristo Rey? "Dios eterno y todopoderoso, que dispusiste restaurar todas
las cosas en tu amado Hijo, Rey del Universo, haz que todas las criaturas,
liberadas de la esclavitud y sirviendo a tu majestad, te glorifiquen
eternamente". [9] ¡Que las criaturas lo glorifiquen en la vida su grandeza
regia! Para glorificar a su soberano, un súbdito debe, ante todo, ser fiel a
sus leyes y recomendaciones.
Las leyes de mi Rey se encuentran en los Diez Mandamientos, en el
Evangelio y también en mi interior, por el senso moral que recibí desde la
infancia. En cuanto a ellas necesito ser completamente recto, perseverar en la
gracia de Dios, procurando practicar la virtud al máximo, con aspiración cada
vez más acentuada por la perfección y la santidad, pues nada ofende más a este
Rey que el pecado. Si, por el contrario, yo escojo las vías del vicio y
deformar mi propia conciencia para vivir en el indiferentismo, renuncio a la
participación en la realeza de Él y seguiré otros reyes: el demonio, el mundo y
la carne.
En esta magnífica solemnidad de la realeza de Nuestro Señor Jesucristo,
teniendo el alma penetrada por tantas maravillas, bendiciones y gracias, deseo
volver a Él y decir: "Señor, soy vuestro! ¡Soy vuestra! A pesar de mis
debilidades y flaquezas, reina en mi corazón, en mis pensamientos y
sentimientos. Reina en mi alma a través de María Santísima, el trono que has
escogido para nacer, Reina por ser Madre vuestra, y también mi Madre”.
[9] Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Oração do Dia. In MISSAL ROMANO,
p.384.
(Mons. Joao S. CLÁ DIAS, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen
II, Librería Editrice Vaticana)Texto completo en: Comentarios al Evangelio de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo por Mons. Joao S. Clá Dias, EP
*Fundador de los Heraldos del Evangelio
visite: www.heraldos.org.uy