[…] Busquemos la felicidad donde
ella se encuentra
Nada trae más felicidad a un alma que devolver a Dios lo que le
pertenece. La justicia consiste en "dar a cada uno su derecho". [6]
Ahora bien, si vienen de Dios todas las cosas que han sido creadas y
están a disposición del hombre, éste es deudor de todo lo que de él recibió. El
préstamo forma parte de los acuerdos entre los hombres. El que presta se queda
a la espera de la devolución del bien prestado; y quien lo tomó de préstamo
tiene obligación de devolverlo al dueño.
Ahora bien, si esto es así en la
relación humana, no podemos olvidar: todo lo que tenemos no es sino un préstamo
de Dios. Desde nuestra vida, hasta nuestras capacidades y cualidades, pasando
por todos nuestros bienes.
Así seremos libres, pues sólo es realmente libre quien es justo, y pone
en las manos de Dios todo lo que de Él recibió.
Daría indicios de locura quien, habiendo perdido algo dentro de un
teatro, fuera a buscarlo del lado de afuera, alegando que la calle está más
iluminada. ¿Y qué hace el mundo actual? Por haberse hundido en el egoísmo,
corre detrás de la felicidad donde ella no se encuentra.
Proclamando que la libertad consiste en entregarse a la saña de las
pasiones y de las malas inclinaciones, va en busca de la felicidad en el vicio,
en el pecado y en cuántas locuras, donde encuentra, no la felicidad, sino la
frustración, la depresión y, a veces, las enfermedades. De esa manera, el
egoísmo, fustigado por Nuestro Señor en el Evangelio de hoy, ya es castigado
aquí en la Tierra, siendo aún merecedor de la pena eterna.
Jesús polemiza con los fariseos |
[6] Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO.
Suma Teológica. II-II, q.58, a.1.
[7] Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n.67.
(Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen II, Librería Editrice
Vaticana)*Fundador de los Heraldos del Evangelio
Fuente: Comentario al Evangelio del XXXII Domingo del Tiempo Ordinario –Ciclo B– por Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP