Monseñor Edney Gouvea Mattoso, obispo de Nova Friburgo, RJ |
El pasado sábado 13 de octubre, fiesta de la
última aparición de la Virgen en Fátima y conclusión del centenario de las
apariciones de la Santísima Virgen a los tres pastorcitos, en solemne celebración
eucarística fue inaugurada y dedicada la Capilla de Nuestra Señora de Fátima de
los Heraldos del Evangelio, por Monseñor Edney Gouvêa Mattoso obispo diocesano de Nova Friburgo (centro norte
del Estado de Río de Janeiro, Brasil).
La ceremonia contó con la participación de gran número de sacerdotes de la
Sociedad Clerical de Vida Apostólica de Derecho Pontificio Virgo Flos Carmeli y del clero diocesano; honraron también la misma
con su presencia diversas autoridades civiles y militares.
A partir de ahora la capilla Nuestra Señora de Fátima estará abierta a las visitas, los sábados y
domingos, en las tardes. Las misas serán celebradas los domingos, a las 16h30. Para
más informaciones sobre las visitas dirigirse al teléfono (22) 2523-4458 o al
e-mail: arautosms@gmail.com
En la imposibilidad de estar físicamente presente en la ceremonia, Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, envió un
mensaje que fue leído al final de la misa. Transcribimos algunos trechos del
mismo:
[…] “Contemplar este nuevo edificio –en este caso en Nova Friburgo- erigido
para el culto según el estilo propio al carisma de los Heraldos indica una
realidad que merece ser considerada en esta fecha por nuestros corazones
agradecidos: la cantidad de gracias que desde la colocación de la piedra
fundamental hasta hoy fueron derramadas sobre este lugar, para que se llegase a
la conclusión de la obra.
Si los ojos de todos pudiesen comprobar de manera sensible la asistencia
celestial que acompañó cada paso del proyecto, ciertamente verían cuánto los
ángeles actuaron con incansable perseverancia orientando el trazado de los
planos, inspirando el diseño de las formas, la elección de los colores, la
ejecución de todas las etapas. Pero, sobre todo, ellos encendieron en las almas
el deseo de finalizar, más allá de todas las dificultades, este verdadero
estandarte de la victoria de María enclavado en las montañas de Nova Friburgo.
[…] Es mi deseo que este templo sea un refugio de oración, de conversión, de
reparación, Que la oración fervorosa de mis hijos e hijas delante del Santísimo
Sacramento conquiste la apertura del Cielo para un torrente de favores divinos,
como nunca antes se conoció en la historia de los Heraldos del Evangelio desde
que iniciaron sus actividades en Nova Friburgo.
Que la intensa vida de la gracia que se desarrollará a partir de esta capilla atraiga numerosas almas al cambio de vida, conformándolas en todo con la Ley de Dios. Y, por fin, que el abandono a que la Virgen de Fátima tantas veces fue relegada por los hombres, reciba eximia reparación gracias al amor, al sacrificio y a la gloria que aquí le será tributada. […]
Que la intensa vida de la gracia que se desarrollará a partir de esta capilla atraiga numerosas almas al cambio de vida, conformándolas en todo con la Ley de Dios. Y, por fin, que el abandono a que la Virgen de Fátima tantas veces fue relegada por los hombres, reciba eximia reparación gracias al amor, al sacrificio y a la gloria que aquí le será tributada. […]
En Jesús y María, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP”