jueves, 7 de febrero de 2019

Comentarios al Evangelio V Domingo del Tiempo Ordinario (domingo 10 de febrero) por Monseñor Joao S. Clá Dias, EP


[…] Llamado para todos los siglos

El eco del apelo a los Apóstoles a las márgenes del lago de Genezaret repercute a lo largo de los siglos y llega hasta nosotros, llamándonos a la misión de trabajar por la gloria de Dios y de la Iglesia, ya seamos clérigos, religiosos o laicos. Como católicos, debemos buscar la edificación de una sociedad conforme a los preceptos evangélicos y, para ello, cabe la responsabilidad de atraer a las almas dispersas en el mar revuelto del mundo moderno y llevarlas a la barcaza de Pedro.
No obstante, no pocas serán las dificultades para ejercer tan elevada función, sobre todo cuando nos enfrentamos a nuestras propias insuficiencias y fallas. Ante esta desproporción, avanzar y lanzar las redes parece algo imposible. ¿Qué nos es necesario para corresponder a una misión tan superior a nuestras capacidades? Es el mismo Maestro quien nos responde, por la pluma de San Pablo: “Basta tu gracia, porque es en la flaqueza que se revela totalmente mi fuerza” (II Cor 12, 9).
Por lo tanto, cuanto más nos sentimos incapaces de cumplir la vocación a la que Dios nos llama, mayor debe ser nuestra confianza en el poder de la voz que nos convoca. Y viendo una actitud de humildad llena de fe que Nuestro Señor opera en la pesca milagrosa, dejando patente que los buenos resultados no dependen de las cualidades ni de los esfuerzos humanos. Él confunde a los fuertes de este mundo y conduce a los débiles a la realización de obras grandiosas (cf. I Cor 1, 27).


La pesca milagrosa en el lago de Genezaret
A ejemplo de Pedro, seamos generosos y confiados, pues también en nuestras vidas Cristo apareció ordenando: “¡Duc in altum! ¡Yo los quiero como instrumentos para renovar la faz de la Tierra! ¡No tengan miedo, pues yo mismo les daré las fuerzas para la obtención de un glorioso resultado!”
(CLÁ DIAS, EP Mons. Joao Scognamiglio. In: “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen III, Librería Editríce Vaticana)